El estrés es parte de la vida de todos nosotros: no puedes negarlo, en algún momento u otro de tu día a día, te estresarás por algún motivo. Será un estrés más llevadero o un estrés que te inhabilitará totalmente y no te dejará tirar adelante, pero por muy tranquila que sea tu forma de ser, en algún momento u otro te estresarás.
Siendo así, es importante saber todo lo que comporta ese estrés, a qué es debido y cómo podemos minimizar los efectos negativos del estrés. Es por este motivo que he querido hacer este artículo sobre todo lo que debes saber sobre el estrés, déjame contarte.
Por qué estresarte no te ayuda
Por mucho que tengas muchas cosas, mucho trabajo, muchos problemas… Si te estresas, no harás ni la mitad de las cosas que podrías haber llegado a hacer. Cuando uno intenta trabajar bajo la sensación de estrés, acostumbra a estresarse todavía más y no consigue concentrarse en lo que debe hacer. Debido a eso, uno acaba perdiendo el tiempo maximizando los problemas en vez de centrándose en las soluciones.
Estrés bueno, estrés malo
Algunos dirán que cierto nivel de estrés es bueno para ser más productivo. Ahí entran en juego las definiciones de estrés, eustrés y distrés, o lo que algunos llaman estrés bueno y estrés malo. Para entender qué significan estos conceptos, me gustan mucho las definiciones que realiza Tim Ferriss en La semana laboral de 4 horas:
Por distrés se entiende un conjunto de estímulos dañinos que te debilitan, te restan confianza en ti mismo y fuerza para actuar. Ejemplos son la crítica destructiva, los jefes ofensivos y pegarte una guaya dando una curva. Este tipo de cosas hay que evitarlas.
Eustrés, por otro lado, es una palabra que la mayoría probablemente nunca haya escuchado. Eu-, el prefijo griego que significa saludable, se usa en el mismo sentido en la palabra euforia. Los ejemplos a seguir que nos impulsan a superar nuestras limitaciones, el entrenamiento físico gracias al que nos deshacemos de nuestros michelines y correr los riesgos que nos sacan de nuestra cómoda esfera de actuación son ejemplos de eustrés: estrés sano que constituye un estímulo para crecer.
La mayoría de las personas equiparamos el estrés con el distrés, por lo que, si te parece bien, podemos simplificarlo y afirmar que el estrés (distrés) no te ayuda en tu vida, ni en tu salud, ni mucho menos en tu productividad. Así que es importante aprender a no estresarse, déjame contarte cómo puedes hacerlo.
El estrés no te ayuda en tu vida, ni en tu salud, ni mucho menos en tu productividad Clic para tuitearAprender a no estresarte
Si estresarte no te ayuda y te relantiza, el primer paso es aprender a no estresarte. Y no es algo fácil.
Como persona, tienes la capacidad de soportar cierto nivel de estrés. A partir de ese nivel, eres incapaz de gestionar tus propias emociones, tus propios sensaciones, tu forma de concentrarte en lo que debes hacer.
Por lo tanto, aprender a no estresarte implica saber anticipar tu nivel de estrés, ser capaz de detectar que estás en un cuello de botella y que te estás acercando a tu nivel tope. Si eres capaz de detectarlo, es el momento de parar, analizar tu trabajo, ver todo lo que tienes que hacer y por qué te estás estresando para enfocarte en la soluciones y no en los problemas.
Algo que debes tener en cuenta es que en cualquier proceso de aprendizaje, si crees que no vas a conseguirlo… evidentemente, no vas a conseguirlo. Por lo tanto, el primer paso para conseguir no estresarte es creer que realmente puedes aprender a no estresarte. Cree en ti mismo, cree que puedes conseguir vivir una vida más tranquila sin tanto estrés.
Evidentemente, ese es el primer paso, pero no el único. Por mucho creerlo no vas a dejar de estresarte: el segundo paso para aprender a no estresarte es saber priorizar. Pero para saber priorizar es importante tener tu vida bien organizada (y GTD es la mejor opción).
Para saber priorizar es importante tener tu vida bien organizada (y GTD es la mejor opción) Clic para tuitearTener tu vida bien organizada para saber priorizar
Para saber priorizar y, por lo tanto, enfocarte en lo importante, debes tener tu vida bien organizada, ya que eso te permitirá saber todo lo que tienes que hacer. Si tienes un sistema organizado donde puedas encontrar todo lo que tienes que hacer, serás capaz de escoger lo que para ti, en ese mismo momento, sea más importante.
Y en este punto cabe destacar la importancia de distinguir entre establecer prioridades y saber priorizar.
¿Cuál es la diferencia entre establecer prioridades y saber priorizar?
Los sistemas de organización y de productiviodad del siglo XX recomendaban establecer prioridades con antelación, de forma que cada elemento de tu sistema tenía una prioridad (con números, con letras…).
Los métodos de productividad modernos, como Getting Things Done (GTD), no recomiendan estos sistemas de establecer prioridades por una sencilla razón: vivimos en un mundo en el que las prioridades cambian constantemente, o sea que establecer prioridades deja de tener sentido, acaba siendo una pérdida de tiempo.
¿Mi recomendación? Aprende a priorizar, pero a priorizar en el momento que debes hacer algo.
Nada mejor que verlo con un ejemplo. Si ahora tienes dos horas libres, tienes un listado de todo lo que puedes hacer, revísalo y PRIORIZA lo que ahora mismo sea más importante hacer. Es así de fácil, pero si no tienes tu vida bien organizada será realmente difícil, ya que no sabrás todo lo que tienes que hacer y por lo tanto no sabrás cómo escoger.
¿Qué significa tener tu vida bien organizada? Sencillamente, tener un sistema externo a tu mente donde puedas ir a mirar todo lo que forma parte de tu vida. Especialmente, un sistema donde puedas ir a mirar qué es todo lo que debes hacer (y cuando digo todo, es TODO), de forma que te sea muy fácil revisarlo y escoger qué es lo más importante que hagas en este preciso momento.
¡Pero es que no puedo concentrarme!
Por muy bien organizada que tengas tu vida, por muy bien que sepas priorizar de entre todo lo que tienes que hacer, siempre habrá momentos en los que no puedes concentrarte. A veces no sabes muy bien el motivo, pero la cuestión es que estás intentando hacer algo y no consigues centrarte. Por cualquier motivo, en cualquier momento, empiezas a hacer otra cosa, muchas veces sin ni siquiera darte cuenta.
Hay muchos motivos por los que puedes perder la concentración. Algunos de los más habituales son:
- No has descansado lo suficiente, por lo que no tienes suficiente energía para hacer lo que deberías estar haciendo. Cualquier cosa que requiera menos energía es perfecta para distraerte.
- No tienes los objetivos claros, estás trabajando en algo que no sabes para qué servirá. Si no sabes muy bien para qué servirá, cualquier otra cosa que te guste más será perfecta para distraerte.
- Estás intentando realizar una tarea que realmente no es una tarea, es decir, no es algo con un principio y un fin que sea independiente del resto de tareas. Si lo que estás intentando hacer no tiene un inicio y un fin, no tendrás forma de saber si estás avanzando en la dirección adecuada y eso hará que te distraigas.
En cualquiera de estos casos, es importante parar, saber analizar qué es lo que nos está pasando y buscar la solución.
Respiración consciente
Muchas veces cuando estás en estas situaciones de estrés intentas darlo todo, hacer todo lo posible para solucionar lo que esté pasando, para terminar todo el trabajo que tienes encima, para planificar como terminarlo todo.
Sin embargo, a menudo lo más importante no es eso, sino hacer una pausa, parar, relajarte y respirar hondo para poder pensar con claridad. Si lo haces, en el momento que te vuelves a poner a trabajar, seguro que lo verás todo con otros ojos y no será tan difícil ni complicado como lo veías antes.
El tiempo para relajarte es cuando no tienes tiempo para ello (Jim Goodwin) Clic para tuitearUna de las cosas que más haces en tu vida es respirar, y quizá sea de las cosas de las que menos consciente eres. La respiración consciente se basa en el hecho de tomar consciencia de tu respiración, poner atención en ella para devolver tu mente a tu cuerpo.
Tal y como comento en la guía, la respiración consciente te ayudará muchísimo en los momentos en los que no eres capaz de concentrarte debido al estrés. Relájate, respira hondo y vacía la mente para pensar con claridad: este siempre es el primer paso para conseguir evitar el estrés en tu vida.
Por muy controlado que seas, por mucho que conozcas tu cuerpo, a veces es inevitable entrar en momentos de estrés, en momentos en los que no controlas la situación y te ves en el fondo de un pozo. En esos momentos, la respiración consciente puede ayudarte a controlar tu cuerpo y tu mente.
Reduce tus distracciones
Uno de los motivos que provocan que el estrés entre en tu vida son las distracciones. Cuantas más distracciones tienes al alcance de la mano, más probable es que no puedas concentrarte en lo que debes hacer y, por lo tanto, más sencillo será que el estrés te acabe invadiendo.
Por lo tanto, el siguiente de los consejos va en ese sentido: reduce las distracciones. Analiza durante varios días que es lo que te distrae para hacer tu trabajo e intenta reducirlo a lo mínimo. Si te descubres revisando el correo cuando no deberías, bloquéalo. Si te interrumpe el teléfono en un mal momento, ponlo siempre en silencio. Si tu compañero de trabajo te interrumpe cuando estás concentrado, habla con él la forma para que las interrupciones sean en un mejor momento.
Si crees que el problema esta ahí fuera, para: ese pensamiento es tu problema (Stephen Covey) Clic para tuitearHaz lo que sea necesario para reducir las distracciones más frecuentes, de forma que puedas concentrarte mejor. Si te concentras mejor, serás capaz de hacer el trabajo con la antelación suficiente y que no llegue el momento del estrés.
Tareas cortas: otra clave para no estresarte
Aunque tengas una buena capacidad de concentración, nadie acostumbra a tener la fuerza de voluntad suficiente para concentrarse durante mucho rato en una misma cosa. Si intentas dedicar más de media hora o una hora a una misma tarea, es muy fácil que te hayas distraído varias veces antes de acabarla.
En cambio, si te concentras en una sola cosa, con un objetivo claro, puedes acabar las tareas sin distraerte, una a una, y tomando periodos para descansar entre una y otra. Es por este motivo que es importante que las tareas sean lo más cortas posible, para poderte poner a ellas, concentrarte, acabarlas y luego descansar.
De esta forma evitarás la procrastinación, ya que, si son solamente veinte minutos, ¿porque no puedes acabarlo ahora y dejarlo hecho? Además, de esta forma conseguirás detectar de forma mucho más fácil cuáles son las partes clave de tus proyectos, por lo que podrás planificarlas mucho mejor y realizarlas en los momentos de máxima concentración, algo que evitará que te estreses.
Hacer tareas cortas te permite hacer una sola tarea a la vez
Si te acostumbras a hacer tareas cortas, podrás escoger hacer una sola tarea a la vez, sin dejar que nada ni nadie te distraiga. Centrarte en una sola tarea te permitirá motivarte, ya que mientras estás trabajando vas viendo como cada veinte minutos o media hora acabas una tarea. Ir avanzando, aunque sea poco a poco, te permitirá saber que vas por el buen camino.
Hacer una sola tarea a la vez no solamente te permitirá concentrarte mejor, especialmente gracias a la motivación, sino que podrás incluir de forma mucho más fácil los imprevistos de tu día a día. Una vez acabas una tarea, puedes decidir seguir con tu planificación o bien, si consideras que es más importante, centrarte en algún imprevisto que hayas podido tener a lo largo de la última hora.
La mejor arma contra el estrés es la habilidad para elegir un pensamiento sobre otro (William James) Clic para tuitearOrganiza el día de mañana para que no vuelva a pasarte
En muchas ocasiones, cuando tienes un día lleno de estrés, todo el día acaba siendo un desastre. Te he contado varias formas para intentar reenfocar el día y conseguir aprovecharlo al máximo, pero una de las cosas más importantes es que no te vuelva a pasar lo mismo al día siguiente.
Por lo tanto, una de las prioridades que debes tener en cuenta esos días que están llenos de estrés es organizar el día de mañana para que no vuelva a pasarte. Parar un momento, revisar todo lo que debes hacer, trocearlo en tareas pequeñas, y ser conscientes de todo lo que debes hacer mañana para avanzar en la dirección adecuada.
Una prioridad importante los días que estás estresado es trabajar para que al día siguiente no te pase lo mismo Clic para tuitearPuedes estar seguro de que el día de mañana empezará mucho mejor, muy bien enfocado, y podrás centrarte en lo que realmente sea importante, consiguiendo tus objetivos y avanzando en tu trabajo.
La importancia de la rutina para no estresarte
Una de las cosas que más me gusta de haber establecido una rutina es tener claro qué podré hacer en cada momento. A veces las exigencias del trabajo no te permiten tener una rutina como la que te gustaría, pero aun así tener claro que cada semana tienes una reunión a cierta hora, que cada lunes a las 15h empiezas a hacer una tarea rutinaria o que cada viernes a las 12h harás la revisión semanal te permite tener una tranquilidad que de no ser así no disfrutarás.
La gracia de tener una buena rutina que se adapte a tu forma de ser es optimizar la utilización de tu tiempo en cada momento. A lo largo del día y de las semanas haces tareas muy distintas. Algunas requieren mucho tiempo, pero puedes hacerlas en momentos muertos o cuand tienes poca energía. Otras requieren ratos creativos, dónde debes estar descansads. Otras requieren poco tiempo, pero mucha concentración.
¿Tienes alguna forma mejor de evitar el estrés? Te invito a compartirla con nosotros en los comentarios.