El otro día hablábamos de la importancia de tener previsión y a partir de ese artículo se me ocurrió este otro sobre las fechas límite, ya que ese día había avanzado muchísimo en un proyecto seguramente debido a la presión de que tenía que hacer una primera entrega. La fecha límite me ayudó a centrarme en lo importante. En otras ocasiones, las fechas límite pueden ser impuestas por nosotros mismos.
Las fechas límite autoimpuestas no funcionan…
Sí, todo el mundo habla de fechas límites autoimpuestas. Imponerse fechas límites ficticias para conseguir aprovechar más el tiempo es una sugerencia que mucha gente hace para centrarse solamente en lo importante y dejar el resto de lado. No, no funcionan.
Y te contaré porqué: nuestra productividad en mayor o menor medida no depende de nuestras decisiones consciente, sino más bien de nuestras decisiones inconscientes. Nuestra mente sabe perfectamente que dichas fechas límite no son reales, así que será muy fácil que en las decisiones que tomemos ese factor esté implícito sin darnos cuenta y acabemos dejando para otro momento la tarea que de forma ficticia vencía hoy.
A no ser que te obligues a cumplirlas
Hay una forma de conseguir que esos límites autoimpuestos funcionen: cumplir siempre, siempre, siempre esas fechas límites. Si nos ponemos una fecha limite para terminar algo, o lo hacemos como máximo ese día o ya no lo hacemos, porque al día siguiente ya no tiene sentido.
Aun así, esto no es algo que sea aplicable a todas las situaciones. Hay algunas tareas que deben hacerse sí o sí, por lo que no tiene sentido pensar que «si no cumplo la fecha autoimpuesta ya no voy a hacerlo«. En ese caso, lo mejor es desglosar dichos objetivos o proyectos en tareas más pequeñas con las que sí que puedas hacerlo.
Por ejemplo, si estás haciendo un trabajo para un cliente, no tiene ningún sentido decir que si un día X no lo has acabado, lo vayas a dejar de lado. El cliente seguirá ahí, tu querrás cobrarlo y no hay otra solución posible que acabarlo de la mejor forma posible. Sin embargo, sí que tiene sentido planificar las fases del proyecto, saber qué tenemos que hacer durante la investigación previa, la definición del proyecto, la realización, la puesta en marcha… lo que sea.
Si lo tenemos bien definido, es mucho más fácil ponernos una fecha límite para la investigación de X tema o para realizar el test final del proyecto. Si tenemos una fecha límite y nos obligamos a cumplirla, a partir de ese día tenemos que dejar abandonada la parte de investigación o la parte del test para pasar a la siguiente fase (sea la que sea).
¡Cuidado! No te saltes ninguna fecha límite, ni impuesta internamente ni externamente
Para tener la confianza de que tu sistema productivo seguirá funcionando, no debes saltarte ninguna fecha límite. Si es autoimpuesta nos parecerá que es más fácil de saltar, pero tampoco debemos hacerlo.
Al principio será difícil y seguro que nos saltaremos fechas autoimpuestas, pero a medida que vayamos mejorando nuestras decisiones respecto a las fechas límites podremos ir viendo como vamos aumentando nuestra confianza tanto en nosotros mismos como en nuestras decisiones.
Es cuestión de práctica, reflexión… y, especialmente, acción.
Imágenes | BramstonePhotography, Couche Tard
1 comentario en «Cómo las fechas límites pueden ayudarte a centrarte en lo importante»