Las notificaciones no molan

Llevo más de 10 años con mi blog... y las cosas cambian mucho. El contenido de este artículo no siempre representa mi opinión actual sobre el tema.

No molan, en serio. Intentas recordar algo, evitar que se te pase algo importante y ¿qué haces? Recorres a una herramienta para que te dé un aviso (o varios). Entregas tu confianza a una aplicación para que te avise a través de una ventanita, un mensaje de texto y un sonido.

Recorres a estos recursos porque no te fías de ti mismo para recordarlo. No digo que lo mantengas todo en tu mente, en la memoria, ¡menudo estrés! Seguro que tienes una agenda o un calendario donde puedes introducir tus compromisos, a lo mejor es la misma herramienta que utilizas para programar tus notificaciones…

Revisa tu agenda

Y digo yo, ¿no sería más útil establecer una rutina de revisión de tu agenda? Una vez al día, 5 minutos para saber lo que tienes mañana y una vez a la semana para recordar tus compromisos a 2 o 3 semanas vista?

«Es que me complica mucho la vida«. Claro, y es mucho más fácil delegar esa responsabilidad en un dispositivo. Esa herramienta nunca te dará perspectiva, no te ayuda a crear un dibujo de tu actividad más inmediata.

Revisa tu agenda

No dejes que te interrumpan tus propias notificaciones

Una notificación equivale a un señal de que ya es hora de empezar alguna tarea o de asistir a algún evento. Y si bien te permite recordarlo, al desalojarlo con anterioridad de tu perspectiva y confiando en la app de turno lo sacas del contexto de tu actividad para luego volverse a presentar de repente, obligándote a realizar cambios imprevistos en tu rutina, aumentando el estrés y quizá provocando la aparición de emociones negativas como la frustración.

No hace falta renunciar a este recurso pero debemos usarlo en su justa medida. Un recordatorio puntual del cual eres consciente pero que necesitas ser avisado para ponerte en marcha: una cita a una hora determinada de la tarde. Necesitas ese clic que te saca de tus cavilaciones del momento y te pone delante de los ojos aquello a lo que debes atender.

Una revisión diaria y otra semanal

Mi recomendación es establecer una revisión diaria y otra semanal para revisar tu agenda/calendario. Dedica 5 minutos a revisar lo que tienes mañana y lo que te queda de semana. Durante el fin de semana dedica 10 minutos a revisar las próximas semanas.

En cada una de estas sesiones recoge todas las inquietudes que surjan en cuanto a preparación u otros aspectos de tus asuntos y dales entrada a tu sistema de gestión de tareas.

Productividad y Deporte

Hábitos y objetivos

«Pero es que hay cosas que no puedo colocar en mi agenda. ¿Qué hago si quiero recordar que quiero salir a correr?» Vaya tienes razón, no tiene mucho sentido meter en tu agenda cosas que pretendes convertir en una rutina.

En primer lugar, sé sincero contigo mismo. ¿De verdad estas comprometido con este ‘reto’? Si la respuesta es no, una alarma o una simple notificación no te servirá de nada.

Para este tipo de cuestiones mejor decantarte por un disparador. Si al abrir la puerta de casa, en el recibidor o en la primera habitación a la que accedes al entrar encuentras tus zapatillas deportivas recibirás un input más poderoso que cualquier beep lanzado a través de tu teléfono móvil.

¿Eres capaz de reducir tus notificaciones? ¿De eliminarlas? Estoy seguro que sí. Establecer una rutina de revisión de tus asuntos te hará ganar en seguridad y mejorar tu perspectiva.

Eso sí que mola, ¿no crees?

David Torné

David Torné

4 comentarios en «Las notificaciones no molan»

  1. Yo también coincido con lo que expone David. Una cosa es programar puntualmente un aviso en un dispositivo para recordar algo que sucede a una hora determinada del día (por ejemplo, una cita con el médico). Otra bien distinta, es acabar convirtiendo la agenda o el calendario en un sustituto para el sistema de listas de acciones pendientes.
    Abusar de los recordatorios mina el hábito de revisar la agenda y acaba volviéndote reactivo, cuando de lo que se trata es de conseguir aumentar nuestra proactividad.
    Una revisión diaria y semanal de la agenda nos otorga una perspectiva que no puede alcanzarse de ninguna manera mediante alarmas programadas.

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  2. Totalmente de acuerdo, hay que revisar, revisar y revisar y no solo las cosas que vamos a hacer, sino también las que ya hemos hecho. Si no tenemos claridad en lo que estamos haciendo y cómo, no podemos tener control sobre nuestras decisiones. Por ello, además de la revisión de la agenda, también hay que hacerse el hábito de revisión de nuestros registros de tiempo.
    http://blog-es.primaerp.com/2015/07/como-llevar-un-registro-preciso-del.html

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  3. Fantástico post, David. Usar alarmas no sólo introduce distracciones que podríamos evitarnos –bastante tenemos ya con tener que lidiar con las interrupciones de otros–, sino que desincentiva el hábito mucho saludable y eficiente de la revisión frecuente de nuestros sistema.
    Yo solo aconsejo las alarmas para recordar cuándo está a punto de empezar un compromiso con hora. En los demás casos, reviso, reviso, reviso. De esa forma, no solo tengo la posibilidad de recordar lo que necesito, sino de ser mucho más flexible a la hora de tomar acción.
    Por ejemplo, si he delegado algo que tienen que darme antes del viernes, pero el proyecto se adelanta y ahora lo necesito para el martes, si reviso las cosas que tengo delegadas diariamente, podré reaccionar con tiempo; si confío en una alarma, el viernes me avisará… de que ya es tarde 😉

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    • Totalmente de acuerdo contigo Jerónimo. Antes ponía alarmas para casi todo, desde que hace unos meses dejé de hacerlo la verdad es que vivo mucho más tranquilo.
      Usarlas para cosas concretas va bien, pero abusar de ellas y para cualquier cosa no tiene sentido. Parece que las alarmas tengan que quitarnos estrés porque «nos recuerdan» algo, pero realmente nos acaban estresando.

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