En muchas ocasiones de mi vida personas cercanas me han preguntado… ¿cómo lo haces para hacer tantas cosas? ¡Si yo no tengo tiempo para nada! La respuesta puede plantearse de muchas formas, pero hay una que me parece clave: lo único que necesitas es ser proactivo y dejar la pasividad y la reactividad de lado.
¿Qué es la proactividad?
Cojo la definición de proactividad de Berto Pena, con la que me siento totalmente identificado. Para mi la proactividad es sinónimo de acción, de ejecución, de tomar la iniciativa, de moverse y de mover al de al lado si es necesario. Es sinónimo de actitud positiva y constructiva, de enfoque didáctico, preferir ir en lugar de esperar a que vengan.
Algo a tener muy en cuenta es que la proactividad es el opuesto a la reactividad y a la pasividad, a la contemplación cansina y a la innecesaria crítica que no nos aporta nada, ni a nosotros ni a nadie. La proactividad es dejar de lado la queja sin sentido. Como dice Berto, la proactividad no es ni siquiera parte de la solución, es la solución. La pasividad es el problema.
La productividad y la proactividad
La productividad y la proactividad no son lo mismo. Podemos ser proactivos sin ser nada productivos. Quizá incluso podemos ser productivos, sin tener mucho de proactivos. Para mi ser productivo significa producir eficientemente lo que realmente es importante. En cambio, la proactividad no se queda solamente en la producción eficiente, ser proactivo puede significar hacer deporte o ir a dar un paseo: hacer lo que deseamos, cuando lo deseamos, tomando la iniciativa.
La productividad y la proactividad van muy ligadas en un sentido: la pereza y la inacción. En nuestras vidas, la pereza acostumbra a suponer una fuente increíble de inacción, de quedarse parado en vez de seguir adelante. Eso nos supone que dejamos de ser proactivos y productivos, ya que no seguimos haciendo lo que debemos estar haciendo, no seguimos avanzando en nuestros objetivos ni en nuestras aficiones. Si queremos ser productivos y proactivos tenemos que dejar de lado la inacción y actuar de forma consecuente con lo que pensamos.
Vamos a solucionar todos nuestros problemas
Con proactividad y un poquito de productividad podemos llegar dónde queramos: si ya tenemos una visión de vida definida, tenemos que saber fijar nuestro objetivos y, de ellos, extraer metas que sean suficientemente claras y que nos permitan llegar a nuestros objetivos de forma más fácil y regular.
Una manera muy interesante para solucionar todos nuestros problemas es aprender a marcar las tareas más importantes (TMI) de nuestra semana para avanzar en nuestros proyectos, de forma que cada día podamos avanzar un poquito hacía nuestras metas, sin dejar ninguna de lado.