A veces hablando con compañeros de universidad o trabajo ves que en algunas ocasiones caemos en la inacción debido al miedo. Por algún motivo, tenemos miedo a hacer algo, ya sea porque no nos vemos capaces de afrontarlo, ya sea porque nos preocupa qué pensarán, ya sea porque no queremos arriesgarnos. En esos momentos, es importante salir de la zona de confort.
Qué es la zona de confort
Habitualmente se define la zona de confort como todas aquellas situaciones con las que estamos acostumbrados a tratar, todas aquellas acciones que no nos suponen un problema realizarlas ya que sabemos de qué forma tirarlas adelante. Nuestra zona de confort es muy bonita, fácil, práctica. Es perfecta para todo tipo de situaciones y nos ayuda en el día a día a realizar nuestras tareas de forma rápida y práctica.
Sin embargo, es importante que de vez en cuando (y, de hecho, de la forma más frecuente posible) salgamos de nuestra zona de confort para descubrir nuevas situaciones y experiencias fuera de ella. Todas estas experiencias serán difíciles, no sabremos muy bien si las realizamos de la forma correcta, tendremos dudas acerca de si vamos a cumplir nuestros objetivos o los resultados previstos… pero aún así, nos lanzamos y lo hacemos.
¿Qué nos aporta esto? Salir de la zona de confort nos plantea retos, dudas, preguntas que debemos resolver, y de esta misma forma estamos ampliando nuestra zona de confort. Si un día has salido de la zona y has hecho algo que, por su dificultad, nunca te habías planteado, la siguiente vez que tengas que hacerlo seguramente esa situación ya estará dentro de tu zona de confort, ya serás capaz de hacerlo de forma mucho más fácil o incluso sin ningún tipo de problema.
Si te da miedo es porque está fuera de tu zona de confort
Normalmente cuando algo nos da miedo es porque está fuera de nuestra zona de confort, es un reto para nosotros y por lo tanto no estamos acostumbrados a realizarlo y nos parece muy difícil conseguirlo o simplemente hacerlo.
En esos casos, es importante ser conscientes de qué es lo que queremos hacer, por qué motivos queremos hacerlos y valorar las implicaciones de realizarlo o no realizarlo. Salir de nuestra zona de confort no es fácil, requiere de nuestra energía, así que siempre es bueno tener claros los motivos y visualizar los resultados para ser conscientes de todo lo que conseguiremos en caso de que cumplamos lo que queremos.
Por lo tanto, si te da miedo, sé consciente de cuál es tu zona de confort, dónde están las fronteras y como puedes traspasarlas de forma que la experiencia sea positiva. En general te diré ¡Lánzate!, pero…
¡Cuidado! No saltes al vacío
Hay muchas formas de salir de nuestra zona de confort, algunas mejores y otras peores. Lo que debes tener claro es que nuestra zona de confort es, comparado con el resto del mundo, muy, muy pequeña. Por lo tanto, ¡no saltes al vacío!
Antes de salir de nuestra zona de confort es importante ver qué experiencias y situaciones parecidas hemos vivido y cómo podemos aprovecharlas para la nueva situación que queremos vivir ahora. Siempre será mucho más fácil hacer algo que conocemos en parte que lanzarnos a una situación totalmente desconocida para nosotros.
De esta forma, sí, ¡lánzate fuera de tu zona de confort! Pero hazlo de forma coherente y aprovechando todo lo que sabes de experiencias anteriores. Ah, y recuérdalo, salir de tu zona de confort significa ampliar tu zona de confort. ¡Sal ahí fuera a conquistar el mundo!
Imágenes | Shandi-lee, stuant63
1 comentario en «Cuánto más miedo nos da algo, más importante es que lo hagamos»