El optimismo, ¡qué virtud tan preciada! Personalmente me considero un optimista aferrado, mi vida da vueltas alrededor del optimismo. Y estoy orgulloso de ello, aunque algunas personas a veces me digan que soy demasiado optimista, para mi nunca se es demasiado optimista (quizá a veces se es demasiado soñador, pero eso es otra cosa).
En la vida hay que ser realista
Por supuesto, antes de profundizar en el tema del optimismo debemos hablar del realismo. En la vida hay que ser realista, de esto no hay ningún tipo de duda. Saber captar la realidad y aplicarla a nuestros pensamientos nos ayuda a saber las condiciones en las que estamos, qué tenemos y cómo somos. Eso es ser realista y es una parte muy importante de todos nosotros.
Qué es para mi el optimismo
Para mi ser optimista no entra en ningún tipo de contradicción con ser realista, ambas cosas pueden ser complementarias. Ser optimista no significa pensar que “todo irá bien” o “si pienso que puedo, realmente puedo”, ni mucho menos. Para mi ser optimista significa enfocar las circunstancias de la vida en positivo, con ganas de tirarlas adelante, con una predisposición positiva hacia conseguir nuestros objetivos.
Cómo puede ayudarnos el optimismo en nuestras vidas
El realismo nos ayuda a ser conscientes de cómo estamos, pero el optimismo nos puede ayudar a llegar mucho más lejos de lo que podamos llegar a imaginar. Saber enfocar el futuro de forma optimista puede permitirnos llegar ahí donde queramos… aunque parezca poco realista. Como comentaba arriba, no es cuestión de pensar si pienso que puedo, realmente puedo, más bien es cuestión de tener claros nuestros objetivos, definir nuestras metas… y trabajar para conseguirlo.
El optimismo es cuestión de querer, es una mezcla de realismo y positivismo que nos permite llegar más allá de dónde podemos esperar de forma realista. Es intentar lo que otros creen imposible. Es quedarnos con lo bueno, aunque no lo hayamos conseguido. Es luchar para llegar dónde queramos, y si no conseguimos llegar ahí, quedarnos con todo lo que habremos aprendido durante el camino.
En este sentido, estoy muy de acuerdo con el artículo El optimismo como competencia esencial para el ciudadano del Siglo XXI de Dolors Reig, en especial con lo que ella denomina el realismo optimista.
Imagen | Photosightfaces